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CONFRONTACIÓN

  • Gustavo Nuñez
  • 14 may 2016
  • 2 Min. de lectura

Etimológicamente la palabra confrontación se define como la acción y el resultado del verbo confrontar, palabra de origen latino, integrada por el prefijo “con” que indica encuentro y por “frontis” que es la frente de la cara.


La confrontación es un encuentro cara a cara donde dos o más personas, sentimientos, actitudes o situaciones se enfrentan, desencadenando una serie de emociones que nos pudieran ser familiares o no. Es por esto que el primer contacto puede ser un poco violento, pero al reconocer los nuevos sentires se nos marca el camino hacia el fin de cualquier confrontación: la verdad.


Al ser seres humanos que vivimos en una sociedad apoderada por la rutina, por los deberes, ocuparnos de nuestros sentimientos dejó de estar en la lista de “prioridades”, para formar parte de lo “no importante”. Tomar esta actitud no es más que un reflejo de inseguridad, de miedo. Lo justificamos diciendo que no hay tiempo de tratar con ellos, que hay cosas más importantes que hacer en vez de estar pensando en esas cosas. Y si fuera así, ¿Por qué no darnos 10-15 minutos diarios? ¿O es que los sentimientos no son más que “tonterías” por las que no vale la pena “perder el tiempo”?


Tenemos miedo de lo que pueda resultar. Tenemos miedo porque desconocemos nuestros límites. Tenemos miedo de sentirnos peor y demostrarlo. Tenemos miedo de mostrarnos vulnerables. Preferimos seguir en nuestra pequeña burbuja, enfocados en nuestra rutina, creyendo todo lo que dicen sin antes experimentarlo. Huyendo de la primera situación ajena de la que carecemos de su control.


Día a día vivimos situaciones de estas. No tienen que ser tan drásticas o tan literales. Pueden ir desde una simple presentación en público, la visita a un lugar, alguna ruptura, etc. Estos y mil ejemplos más puede haber, pero los invito a darse la oportunidad de enfrentar los sentimientos, de explorar las emociones y poder descubrir cosas maravillosas que nos harán tener una mejor relación con nosotros mismos, y por consiguiente, con todos aquellos que nos rodean.


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