EXPERIENCIA DE CONFRONTACIÓN

ROMPIENDO CRISTALES.

Había una vez un arete de cristal, muy bonito, pero a la vez muy frágil. No le gustaba ser usado porque sentía que no soportaría y que podría romperse. Aunque tenía curiosidad de saber que era lo que sentía salir, sentir el aire fresco, conocer más personar, ver los hermosos paisajes; las malas experiencias de sus amigos lo detenían. Después de darle demasiadas vueltas al asunto decidió no dejarse guiar por lo que se decía y por lo que le contaban y experimentarlo por sí mismo.

A la hora de salir estaba un poco temeroso, porque el paisaje que le describían era cierto, y podían ocurrir demasiadas cosas. Pero dejó que las cosas fluyeran y jamás se arrepintió de esa decisión. Regresó fascinado, le gusto tanto que quería volver y se la pasó contándoles a todos su nueva aventura e invito a los demás que tenían miedo a intentarlo. Con esto aprendió a que no se debe dejar llevar por lo que dicen los demás, a eliminar los prejuicios sin antes haberlos vivido. Al vivir en una sociedad que juzga y que está repleta de prejuicios es difícil construir una definición propia de las cosas. Esto es más común en los jóvenes, porque nos dejamos guiar mucho por lo que nos dicen los demás y por miedo a ir en contra de lo que la mayoría piensa nos seguimos de largo y no nos damos la oportunidad de experimentar las cosas por nosotros mismos.

Para mi este es un tipo de confrontación, porque a pesar de lo que escuchas, de los prejuicios, eres capaz de ir contra corriente y enseñarle al mundo que no es tan malo como parece. Es cierto que no es fácil hacerlo, pues en tu mente tienes una idea construida y al intentar cambiarla surgen distintos

sentimientos a los que no estás acostumbrado, por lo que te de miedo enfrentarlo.

Inténtalo, no te quedes con lo que los demás dicen; experimenta las cosas por ti mismo. Al final no pierdes nada, al contrario, aprendes muchas cosas más. Puedes vivir sentimientos que nunca habías vivido y encontrarles un sentido en tu vida. No te conformes, lucha por lo que sientas, da la cara, y no olvides: eres el único que tiene la respuesta a lo que sientas.