EXPERIENCIA DE GOZO
- Liz Escamilla
- 21 may 2016
- 2 Min. de lectura

Todo comienza en la víspera de una gran fiesta, un pequeño aretito con brillantes destellos, de esos que sólo utilizas en ocasiones especiales, estaba ansioso por ser usado en tal fiesta. El tiempo comenzaba a transcurrir lento y la espera se le hacía eterna pero el día finalmente llegó, se percató de que su dueña se empezaba a arreglar, peinando su cabello, maquillando su rostro, etcétera, por lo que tuvo que convocar una reunión con los demás pendientes, adornos y pulseras para decidir quiénes combinaban más con el atuendo de la dueña.
El aretito comenzaba a preocuparse de que la espera no valiera la pena porque ¿qué tal que no era escogido? Pero tras una larga sesión se decidió que si sería portado. El tiempo pasaba y veía que la dueña estaba casi lista y el momento de ponerse los aretes había llegado, todos estaban emocionados, tenía mucho tiempo que no eran usados ya que eran solo para ocasiones especiales y para el aretito sería un honor ser portado con ese collar y esas pulseras, le recordaba a los viejos tiempos y a otros eventos en los que habían sido portados y para ellos era un momento.
Durante la fiesta bailaron sus canciones favoritas y platicaron mucho, deseando que le momento no se acabara nunca. Pasaba la noche y pronto se acercaba la hora de irse pero lo que importaba era el presente y no había por qué preocuparse por el futuro, había que disfrutar y aprovechar cada minuto.
Casi al final del evento, los pendientes y los collares no se cansaban pero sabían que el final había llegado pero escucharon que la dueña hablaba de otra fiesta por lo que eso significaba que pronto volverían a verse y a estar juntos, y así esperarían ansiosos la siguiente fecha.
Llegó el momento de irse a la cama, los pendientes cansados, pero gozos fueron puestos en el alhajero y estando ahí, los aretitos conversaban sobre lo genial que la habían pasado y hablaban de que esperarían con ansias volver a estar juntos y estar una vez más gozando de su compañía junto a su dueña.
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